Notas Musicales y Literarias. Año I, nº10 Barceona, 3-IX-1882. Trad. por Hulda Meister. Wagner-Briefe-Verzeichnis A616
Carta abierta al Sr. Schön, en Worms (1)
Por Richard Wagner
Carta abierta al Sr. Schön, en Worms (1)
Por Richard Wagner
Muy apreciado señor y amigo:
A Vd. antes que á cualquiera de los que hicieron sacrificios por la idea de Bayreuth, créome obligado á comunicar, más extensamente que lo hize poco tiempo atrás, en carta abierta á nuestro amigo Hans de Wolzogen, mi opinion y disposiciones en cuanto á la fundacion de esa escuela, para cuyo progreso quería Vd. prestar su ayuda.
A este propósito, permítame que llame otra vez su atencion sobre el relato con que empezé, en su tiempo, la publicación del primer número de los «Bayreuther Blätter.» Entónces lo verifiqué para el alivio de mi conciencia agobiada, bajo el peso de una obligacion impuesta por mi mismo, para probar la imposibilidad exterior de la realizacion de la escuela proyectada y ya casi ofrecida por mí. Habiendo en estos últimos años adquirido una nueva conviccion, confiésole que si se pusiesen á mi disposicion en gran abundancia los medios solicitados entonces, rehusaría á la fundacion de una escuela. Yo no creo más en nuestra música, y por principio, á donde la encuentro, la rehuyo, y si se realizara la profecia de nuestro amigo el conde de Gobineau, de que dentro de diez años toda Europa será inundada por las ordas asiáticas, y toda nuestra civilizacion destruida, yo no pestañearía siquiera, aun suponiendo que todo nuestro edificio musical fuese á desmoronarse.
He expuesto repetidas veces que yo considero la música como el buen genio salvador del pueblo aleman, y érame concedido el demostrar eso, basándome en el renacimiento del genio aleman desde Bach hasta Beethoven. En ninguna otra esfera se manifestó mejor el destino del carácter aleman y el efecto de su ánimo al exterior. Era la música alemana una santa emanacion del espíritu humano, y sus sacerdotes divinas naturalezas, que sufrian satánicamente. Pero así como el Evangelio vino adulterándose, desde que la Cruz del Redentor empezó á venderse como mercancia por las calles, así tambien enmudeció el genio de la música alemana, desde que fué arrastrado de la profesion al mercado de todo el mundo, y desde que la infame locura profesionista callejera comenzó á celebrar sus progresos.
Tambien Vd., estimado Señor y amigo, no oirá nada de nuevo oyendo estas confesiones, porque durante treinta años he tratado yo muy á fondo esta cuestion en varios artículos y estudios. Ocioso era que me esforzase tanto por indicar las vias en las cuales se debia mantener y cultivar el sublime destino de la música alemana, tal como lo reconocí yo. Concluyendo mi informe respecto á un Conservatorio Real, que debia fundarse en Munich, me tomé la libertad de mencionar todos mis trabajos ejecutados con tal objeto, y mis proposiciones de organizacion. Ya que nada de aquello se observó, ni fué recomendado siquiera para la ejecucion, pruébame esto que no se creyó en mi vocacion para tal tarea.
Y realmente tenian razon. Yo no soy músico, y lo siento inmediatamente, cuando al presentárseme una composición célebre de este ó del otro maestro festejado, no puedo concebir la música en sus páginas. Evidentemente, trátase aquí de una imperfección á la que yo estoy sujeto, y que me hace incapaz de tomar parte en progresos de nuestra música. Quizás habrian podido emplearme como conservador, porque me concedian el honor de saber tocar y dirigir bien una sinfonia de Beethoven. Probablemente, se lo digo con franqueza, si me formasen una escuela, limitaríame á esas obras mas favorecidas, y esto en el sentido de un conservador ó tambien de un sacerdote, que á su auditorio nada mejor puede ofrecer que los Evangelios. Por desgracia estos esfuerzos conservadores de nada servirian en la gran tormenta asiática que debe pesar sobre nuestras cabezas, porque sucederia como despues de la gran emigracion de los pueblos, en que se conservaron pocas tragedias de Sófocles y Eschilo, pero sí la mayor parte de las de Euripides: por consiguiente, á nuestros sucesores les serian conservadas cerca de nueve sinfonías de Brahms, junto con dos apenas de Beethoven, puesto que los copistas siguen siempre el progreso.
Confieso, empero, que una tal posicion de conservador de Beethoven me cansaria demasiado. Liszt me precedió en los sesenta años y pico; yo le he seguido en la setentena. No han sabido que hacer con nosotros dos, y mas feliz es aun mi gran amigo, quien toca el piano harto bien, para no ser atormentado hasta el último dia de esta vida como profesor de música, exigencia que demuestra muy ingenuamente uno de los errores más populares de nuestra actualidad musical.
Tendrá V. que contentarse, apesar de sus magnánimos deseos, mi estimado Señor y amigo, con la nueva de que yo vigilaré hasta cuanto pueda las representaciones del Parsifal, que serán ofrecidas al público con mas frecuencia, con el objeto de solidificar el estilo de la recitacion y de la declamacion, necesario para mis composiciones; dando ocasion á todos los grandes talentos que llegue á conocer, á tomar parte alternativamente en las representaciones escénicas bajo mi direccion é instruccion. La extraordinaria condescendencia con que los artistas mas idóneos accedieron á mis ruegos é intenciones, hízome concebir la idea de prestar aun utilidad de esta manera. Quejábase alguien de no haber llegado á recibir instruccion para el desempeño de sus papeles, y solicitaba la conyuntura de tal estudio. Aunque yo, respondiendo á eso, estoy provisto, para las representaciones del Parsifal, que se verifican ahora en Bayreuth, de un personal de artistas muy numeroso, que al mismo tiempo nos da garantía de ningun estorbo en la sucesion de las representaciones anunciadas, observo, empero, las nuevas dificultades que podrian nacer, sino de mis esfuerzos muy aumentados por el estudio especial y múltiple, al menos de la confusion moral de las rivalidades. Ya se sabe de los teatros italianos y franceses, que se crean allí los papeles, y no se quiere renunciar aquí al precedente de una tal actividad creadora. Con tal de que sean los primeros en aparecer delante de un público con un papel, creen haber determinado de una vez el carácter de aquel en la concepcion é imitacion. Por desgracia, no se trata siempre de la interpretacion verdadera, sino de lo que ellos creen tal, porque como los mismos sirven al cabo de modelo, esto fortalece en el creador la creencia de su valor propio. Muchos disgustos emanan de eso, principalmente cuando se crea á espaldas del autor y sin que este lo sepa.
Todos los apreciables artistas que un bello y honroso celo reunió en torno de mí, parecen haberse propuesto el apropiarse, bajo mi instruccion personal, el entendimiento y la reproduccion verdadera de las tareas que les impongo. Asimismo debo esperar, en esta ocasion, poder influir con provecho, no solo sobre el espíritu, mas tambien sobre la moralidad del estado de los artistas, el cual se hizo equívoco por los directores de teatro y por el público mismo. No podré contar mucho con un apoyo exterior, y deseo de todo corazon que mi amigo, generalmente tan aficionado, ó sea el público aleman, no me abandone. Recomiéndome á este público, que de nuevo tendrá que juzgar ahora acerca de la consideracion de mis antiguos patronos. Mis últimas grandes empresas tenian siempre que luchar contra la dificultad de los dispendios pecuniarios. Si, solamente, quien á estos habia contribuido, podia gozar de nuestras representaciones escénicas, entonces, confesémoslo francamente, nuestra obra quedaba desde su origen condenada á la exterilidad. Pero oblíganos la necesidad á que confiemos la existencia de las representaciones escénicas al público que paga bien, y si, en consecuencia, no se admiten mas que ricos á nuestro teatro, aunque ningun camello entra por el ojo de una aguja y ningun rico por las puertas del cielo, preséntaseme como la primera tarea de un nuevo patronato, el procurar los medios para conceder un puesto gratis, y si necesario fuese, hasta los gastos de viaje y alojamiento, á aquellos de entre los hijos de Germania que, con ser dotados de mucho talento, no están favorecidos por el destino con bienes terrestres.
Respecto á la organizacion del nuevo patronato, quiero solamente indicar este asunto trascendental, que ya conoce V. por otras comunicaciones mias, porque la tal organizacion debe nacer independientemente, como acto moral del público para con el público, sin contacto propio con la actividad del Consejo de administracion de las representaciones escénicas, bien que aquel deberia siempre esforzarse por apoyar el patronato con todas sus fuerzas, y satisfacer la necesidad de entradas libres. Dejando á V., estimado señor y amigo, como protector interesado, la iniciativa de la formacion de la Sociedad, limítome por hoy á indicarle la grande e importante eficacia, que creo poder pronosticar al éxito próspero de los esfuerzos emanados de semejante patronato. Hasta el presente no fué la Sociedad mas que el patronato de la obra artística; pero en adelante será el patrono del público, que debe gozar de la obra y educarse con ella. He ahí la mejor escuela que pueda servir á nuestro objeto. Y si queremos enseñar, quiero decir, explicar y hacer mas inteligible la conexion que nosotros creemos existente, entre nuestra obra artística y las ideas de cultura mas extendidas, entonces convendrá que un periódico bien redactado y cultivado, una continuacion amplificada de nuestras Bayreuther Blätter, nos abra las vias del modo mas liberal. Nadie seria excluido, por causa de estrechez, de la posibilidad de participacion en nuestras aspiraciones y hechos. Todo lo que sean capaces de producir los ridículos gastos de viaje para composiciones premiadas, con obligacion de terminar los estudios superiores en París ó en Roma, y otras cosas, lo sabremos nosotros lograr de un modo mas racional y mas espiritual, ofreciendo á todo hombre de talento una participacion íntima en la fornacion de nuestro arte propio. De esta suerte obraremos tambien conforme al deseo de mi augusto bienhechor, quien, como protector de las fiestas escénicas, me posibilitó, merced á su ayuda poderosa, el estreno de mi obra en el curso de este año, negándose magnánimamente al deseo de verla representada en su propio teatro de la corte para libertarla de toda ingerencia dañina.
Persuadido de la bondad de esta idea, doy á V., estimado Señor y amigo, antes que á todos nuestros patronos, las mas profundas gracias, por haber sido V. el primero que me obligó á redactar esta carta abierta.
Devotísimo suyo
RICARDO WAGNER.
Bayreuth, 16 Junio 1882.
NOTA
(1) Retiramos parte del original que teníamos preparado para dar lugar á la insercion de la última epístola da Wagner que el amable señor Director de la acreditada Revista Germánica, D. Saturnino Gimenez, acaba de facilitarnos, remitiéndonos las pruebas de imprenta destinadas á dar á conocer á la vez tan notable documento á los lectores de su acreditada Revista y á los de las Notas Musicales y Literarias.
A Vd. antes que á cualquiera de los que hicieron sacrificios por la idea de Bayreuth, créome obligado á comunicar, más extensamente que lo hize poco tiempo atrás, en carta abierta á nuestro amigo Hans de Wolzogen, mi opinion y disposiciones en cuanto á la fundacion de esa escuela, para cuyo progreso quería Vd. prestar su ayuda.
A este propósito, permítame que llame otra vez su atencion sobre el relato con que empezé, en su tiempo, la publicación del primer número de los «Bayreuther Blätter.» Entónces lo verifiqué para el alivio de mi conciencia agobiada, bajo el peso de una obligacion impuesta por mi mismo, para probar la imposibilidad exterior de la realizacion de la escuela proyectada y ya casi ofrecida por mí. Habiendo en estos últimos años adquirido una nueva conviccion, confiésole que si se pusiesen á mi disposicion en gran abundancia los medios solicitados entonces, rehusaría á la fundacion de una escuela. Yo no creo más en nuestra música, y por principio, á donde la encuentro, la rehuyo, y si se realizara la profecia de nuestro amigo el conde de Gobineau, de que dentro de diez años toda Europa será inundada por las ordas asiáticas, y toda nuestra civilizacion destruida, yo no pestañearía siquiera, aun suponiendo que todo nuestro edificio musical fuese á desmoronarse.
He expuesto repetidas veces que yo considero la música como el buen genio salvador del pueblo aleman, y érame concedido el demostrar eso, basándome en el renacimiento del genio aleman desde Bach hasta Beethoven. En ninguna otra esfera se manifestó mejor el destino del carácter aleman y el efecto de su ánimo al exterior. Era la música alemana una santa emanacion del espíritu humano, y sus sacerdotes divinas naturalezas, que sufrian satánicamente. Pero así como el Evangelio vino adulterándose, desde que la Cruz del Redentor empezó á venderse como mercancia por las calles, así tambien enmudeció el genio de la música alemana, desde que fué arrastrado de la profesion al mercado de todo el mundo, y desde que la infame locura profesionista callejera comenzó á celebrar sus progresos.
Tambien Vd., estimado Señor y amigo, no oirá nada de nuevo oyendo estas confesiones, porque durante treinta años he tratado yo muy á fondo esta cuestion en varios artículos y estudios. Ocioso era que me esforzase tanto por indicar las vias en las cuales se debia mantener y cultivar el sublime destino de la música alemana, tal como lo reconocí yo. Concluyendo mi informe respecto á un Conservatorio Real, que debia fundarse en Munich, me tomé la libertad de mencionar todos mis trabajos ejecutados con tal objeto, y mis proposiciones de organizacion. Ya que nada de aquello se observó, ni fué recomendado siquiera para la ejecucion, pruébame esto que no se creyó en mi vocacion para tal tarea.
Y realmente tenian razon. Yo no soy músico, y lo siento inmediatamente, cuando al presentárseme una composición célebre de este ó del otro maestro festejado, no puedo concebir la música en sus páginas. Evidentemente, trátase aquí de una imperfección á la que yo estoy sujeto, y que me hace incapaz de tomar parte en progresos de nuestra música. Quizás habrian podido emplearme como conservador, porque me concedian el honor de saber tocar y dirigir bien una sinfonia de Beethoven. Probablemente, se lo digo con franqueza, si me formasen una escuela, limitaríame á esas obras mas favorecidas, y esto en el sentido de un conservador ó tambien de un sacerdote, que á su auditorio nada mejor puede ofrecer que los Evangelios. Por desgracia estos esfuerzos conservadores de nada servirian en la gran tormenta asiática que debe pesar sobre nuestras cabezas, porque sucederia como despues de la gran emigracion de los pueblos, en que se conservaron pocas tragedias de Sófocles y Eschilo, pero sí la mayor parte de las de Euripides: por consiguiente, á nuestros sucesores les serian conservadas cerca de nueve sinfonías de Brahms, junto con dos apenas de Beethoven, puesto que los copistas siguen siempre el progreso.
Confieso, empero, que una tal posicion de conservador de Beethoven me cansaria demasiado. Liszt me precedió en los sesenta años y pico; yo le he seguido en la setentena. No han sabido que hacer con nosotros dos, y mas feliz es aun mi gran amigo, quien toca el piano harto bien, para no ser atormentado hasta el último dia de esta vida como profesor de música, exigencia que demuestra muy ingenuamente uno de los errores más populares de nuestra actualidad musical.
Tendrá V. que contentarse, apesar de sus magnánimos deseos, mi estimado Señor y amigo, con la nueva de que yo vigilaré hasta cuanto pueda las representaciones del Parsifal, que serán ofrecidas al público con mas frecuencia, con el objeto de solidificar el estilo de la recitacion y de la declamacion, necesario para mis composiciones; dando ocasion á todos los grandes talentos que llegue á conocer, á tomar parte alternativamente en las representaciones escénicas bajo mi direccion é instruccion. La extraordinaria condescendencia con que los artistas mas idóneos accedieron á mis ruegos é intenciones, hízome concebir la idea de prestar aun utilidad de esta manera. Quejábase alguien de no haber llegado á recibir instruccion para el desempeño de sus papeles, y solicitaba la conyuntura de tal estudio. Aunque yo, respondiendo á eso, estoy provisto, para las representaciones del Parsifal, que se verifican ahora en Bayreuth, de un personal de artistas muy numeroso, que al mismo tiempo nos da garantía de ningun estorbo en la sucesion de las representaciones anunciadas, observo, empero, las nuevas dificultades que podrian nacer, sino de mis esfuerzos muy aumentados por el estudio especial y múltiple, al menos de la confusion moral de las rivalidades. Ya se sabe de los teatros italianos y franceses, que se crean allí los papeles, y no se quiere renunciar aquí al precedente de una tal actividad creadora. Con tal de que sean los primeros en aparecer delante de un público con un papel, creen haber determinado de una vez el carácter de aquel en la concepcion é imitacion. Por desgracia, no se trata siempre de la interpretacion verdadera, sino de lo que ellos creen tal, porque como los mismos sirven al cabo de modelo, esto fortalece en el creador la creencia de su valor propio. Muchos disgustos emanan de eso, principalmente cuando se crea á espaldas del autor y sin que este lo sepa.
Todos los apreciables artistas que un bello y honroso celo reunió en torno de mí, parecen haberse propuesto el apropiarse, bajo mi instruccion personal, el entendimiento y la reproduccion verdadera de las tareas que les impongo. Asimismo debo esperar, en esta ocasion, poder influir con provecho, no solo sobre el espíritu, mas tambien sobre la moralidad del estado de los artistas, el cual se hizo equívoco por los directores de teatro y por el público mismo. No podré contar mucho con un apoyo exterior, y deseo de todo corazon que mi amigo, generalmente tan aficionado, ó sea el público aleman, no me abandone. Recomiéndome á este público, que de nuevo tendrá que juzgar ahora acerca de la consideracion de mis antiguos patronos. Mis últimas grandes empresas tenian siempre que luchar contra la dificultad de los dispendios pecuniarios. Si, solamente, quien á estos habia contribuido, podia gozar de nuestras representaciones escénicas, entonces, confesémoslo francamente, nuestra obra quedaba desde su origen condenada á la exterilidad. Pero oblíganos la necesidad á que confiemos la existencia de las representaciones escénicas al público que paga bien, y si, en consecuencia, no se admiten mas que ricos á nuestro teatro, aunque ningun camello entra por el ojo de una aguja y ningun rico por las puertas del cielo, preséntaseme como la primera tarea de un nuevo patronato, el procurar los medios para conceder un puesto gratis, y si necesario fuese, hasta los gastos de viaje y alojamiento, á aquellos de entre los hijos de Germania que, con ser dotados de mucho talento, no están favorecidos por el destino con bienes terrestres.
Respecto á la organizacion del nuevo patronato, quiero solamente indicar este asunto trascendental, que ya conoce V. por otras comunicaciones mias, porque la tal organizacion debe nacer independientemente, como acto moral del público para con el público, sin contacto propio con la actividad del Consejo de administracion de las representaciones escénicas, bien que aquel deberia siempre esforzarse por apoyar el patronato con todas sus fuerzas, y satisfacer la necesidad de entradas libres. Dejando á V., estimado señor y amigo, como protector interesado, la iniciativa de la formacion de la Sociedad, limítome por hoy á indicarle la grande e importante eficacia, que creo poder pronosticar al éxito próspero de los esfuerzos emanados de semejante patronato. Hasta el presente no fué la Sociedad mas que el patronato de la obra artística; pero en adelante será el patrono del público, que debe gozar de la obra y educarse con ella. He ahí la mejor escuela que pueda servir á nuestro objeto. Y si queremos enseñar, quiero decir, explicar y hacer mas inteligible la conexion que nosotros creemos existente, entre nuestra obra artística y las ideas de cultura mas extendidas, entonces convendrá que un periódico bien redactado y cultivado, una continuacion amplificada de nuestras Bayreuther Blätter, nos abra las vias del modo mas liberal. Nadie seria excluido, por causa de estrechez, de la posibilidad de participacion en nuestras aspiraciones y hechos. Todo lo que sean capaces de producir los ridículos gastos de viaje para composiciones premiadas, con obligacion de terminar los estudios superiores en París ó en Roma, y otras cosas, lo sabremos nosotros lograr de un modo mas racional y mas espiritual, ofreciendo á todo hombre de talento una participacion íntima en la fornacion de nuestro arte propio. De esta suerte obraremos tambien conforme al deseo de mi augusto bienhechor, quien, como protector de las fiestas escénicas, me posibilitó, merced á su ayuda poderosa, el estreno de mi obra en el curso de este año, negándose magnánimamente al deseo de verla representada en su propio teatro de la corte para libertarla de toda ingerencia dañina.
Persuadido de la bondad de esta idea, doy á V., estimado Señor y amigo, antes que á todos nuestros patronos, las mas profundas gracias, por haber sido V. el primero que me obligó á redactar esta carta abierta.
Devotísimo suyo
RICARDO WAGNER.
Bayreuth, 16 Junio 1882.
NOTA
(1) Retiramos parte del original que teníamos preparado para dar lugar á la insercion de la última epístola da Wagner que el amable señor Director de la acreditada Revista Germánica, D. Saturnino Gimenez, acaba de facilitarnos, remitiéndonos las pruebas de imprenta destinadas á dar á conocer á la vez tan notable documento á los lectores de su acreditada Revista y á los de las Notas Musicales y Literarias.
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